Lechuza Común (Tyto alba)
- Devorador de roedores:
Hace siglos que los habitantes de los pueblos conocen la lechuza común. Es una rapaz nocturna con la cara en forma de corazón. Se detecta su presencia cuando un ave blanco vuela de noche sobre las casas, o cuando se escucha su grito o sus “soplidos”. Se pueden encontrar sus egagrópilas negruzcas y compactas, que contienen restos de sus presas, en graneros, campanarios o casas (semi)abandonadas.
Es un gran devorador de pequeños roedores como los ratones y ratas, siendo los topillos y las musarañas su principal alimento. Son menos frecuentes las pequeñas aves como los gorriones, estorninos, trigueros… y otras presas más curiosas, como los murciélagos. Este fenómeno implica que sea sin duda, una especie muy beneficiosa para la agricultura, por su papel controlador de las poblaciones de ratones, musarañas y topillos.
- Su distribución:
La lechuza común vive en casi todo el mundo y España es uno de los países donde es más abundante. En el Alto Aragón es habitual en la tierra llana y un ave escasa en algunas zonas del Pirineo.
Siempre viven en zonas donde abundan sus presas, los roedores. Por eso, la presencia de campos cultivados es muy importante. En zonas naturales y de estepa es un ave escasa. Tampoco sube a la alta montaña, en el Pirineo sólo está presente en zonas bajas y cultivadas como la Jacetania y los alrededores de Aínsa. Es más abundante en la Hoya de Huesca, el Somontano, el Cinca Medio y Bajo.
Esta especie ha sido muy estudiada en todo el mundo, sobre todo por la facilidad de detección de los nidos, por vivir cerca del hombre y por su importancia como reguladora de plagas de pequeños roedores. La complejidad de su biología reproductiva, cómo afectan los factores climáticos a sus poblaciones y las causas de su regresión han sido motivo de numerosos estudios.
Durante las últimas décadas se observa un constante descenso en casi toda Europa a causa de pérdida de hábitat, persecución humana y pesticidas.
En el Alto Aragón se ha notado una regresión notable desde los años sesenta. Con el abandono de los pueblos de la montaña y de sus campos de cultivo, la lechuza común se ha visto obligada a abandonar muchas localidades. La regresión iba acompañada por una desaparición o una caída total de edificios abandonados. Las bóvedas de muchas iglesias han sido cerradas con una malla. De este modo, ha perdido muchos lugares donde nidificaba.
Se estima que había al menos 1.000-2.000 parejas en los años 1976-1979 y sólo 400-800 en los años 1984-1987. Desde entonces, la regresión no ha parado. La pérdida de su población en los últimos 25 años es del 60-80%. Podrían quedar menos de 200-400 parejas en toda la provincia de Huesca.